Brazos

Desde hace un par de días María quiere estar todo el día mecida en nuestros brazos… ya no basta con que la cojamos... ahora también quiere que nos movamos...

Parece ser que esto es debido a la herencia evolutiva acumulada durante varios miles de años por nuestros antepasados, los homínidos, que llevaban a sus crías colgadas de su cuerpo en todos sus desplazamientos y esto las hacía sentirse seguras... así que... a resignarse!

Por cierto, ahora estoy escribiendo esta entrada con María tumbada sobre mi brazo izquierdo y encajada entre mi pecho, la mesa y el teclado del portátil... el sutil movimiento de mis manos sobre el teclado para pulsar las teclas produce un pequeño movimiento de balancín que hace que se duerma... lo que me recuerda a Lolo, el pequeño Yorkie que le regalé a mi madre hace 3 años y que hacía lo mismo: lloraba si no lo subía a la mesa por las noches cuando me quedaba trabajando en casa hasta altas horas de la madrugada.